Una vida, un viaje: Aportando la mirada intercultural con historias de vida en el Día de la Paz
CEAin participa en las celebraciones del Día de la Paz del IES Seritium con una mesa de experiencias en la que cuatro personas migrantes compartieron con el alumnado sus testimonios personales.
Durante más de dos horas, Habiba de Sáhara, Neo de Venezuela, Juliette de Camerún y Achraf de Marruecos, compartieron el pasado miércoles sus historias personales ante un auditorio lleno de estudiantes de bachillerato que escucharon absortos los relatos de viajes, miedos, desafíos y sueños que tan generosamente compartieron los participantes en esta experiencia integrada en la actividad Una vida, un viaje en colaboración con el AMPA del centro educativo.

La mesa estuvo moderada por Yolanda Rosado, responsable en Jerez del proyecto Kay Pacha de la ONG CEAin, cuya colaboración con el centro tenía como objetivo incorporar la mirada intercultural en los actos dirigidos al alumnado en un día tan señalado como es el Día de la Paz.
– “A menudo nuestra visión de la inmigración es impersonal, oímos cifras, vemos imágenes en los telediarios durante unos minutos, se comparten informaciones en redes muy alejadas de la realidad… Pero la migración es la historia de todas las personas que hay detrás, por eso hemos venido a compartirla” – explicaba Rosado a los asistentes.
La primera en compartir su historia fue Habiba, de Sahara. A sus 25 años ella afirma que ha pasado toda su vida en el exilio. Sus recuerdos de infancia son del desierto, de haimas de tela y casas de adobe. Cuando era niña llegó a España a través de un programa llamado Vacaciones en paz, experiencia que le llevó a emprender un viaje con 8 años del que aún no comprendía repercusiones: “ahora valoro las oportunidades que he tenido, pero cuando eres un niño no entiendes qué te conviene, simplemente amas a tu tierra y a tu familia”. Ahora centra todas sus energías en formarse al máximo y a la vez sensibilizar sobre la situación de su pueblo. Se preocupa por que “cada vez hay menos pudor en atacar a los inmigrantes, la gente dice abiertamente ¿por qué no se van a su país? Yo os aseguro que la mayoría si pudiera desearía estar en su país y no aquí”.

Neo de Venezuela con 42 años, dos carreras y 23 años de experiencia en los cuerpos de seguridad de su país contaba: “Yo juré defender a mi pueblo, no atacarlo, por eso cuando me ordenaron usar las armas contra el pueblo y me negué, me convertí en persona non grata en mi país” Y añadía: “Nunca pensé que yo sería inmigrante o desplazado, jamás pasó por mi mente”. “Yo lo tuve todo, como lo tenéis vosotros, tenía mi casa, mi coche, mi profesión, mi vida, tenía mis sueños como vosotros, y todo lo perdí por culpa de la situación política de mi país”. Ya animó a los jóvenes a mantener los ojos abiertos y ser críticos: “porque lo que me ha pasado a mí, mañana os puede pasar a vosotros”.
Juliette viajó a España por decisión propia y seguirá viajando porque, en sus propias palabras: “viajar es descubrir, valorar lo diferente, aprender… y el saber no ocupa lugar”. Como Neo, tampoco pudo convalidar sus títulos aquí, así que siguió formándose como abogada. Además colabora activamente como voluntaria en asociaciones como Madre Coraje y Cruz Roja, ayudando en ésta última en el dispositivo de emergencia que asiste a los inmigrantes que cruzan el estrecho. “Es muy importante que os forméis, que conozcáis la realidad, la situación política de los países, los conflictos que existen…cuando la gente no sabe, es manipulada.” Una de las expresiones que más indignación le causa es la que acusa a las mujeres migrantes de “venir aquí a romper los matrimonios”. Cuando uno de los alumnos le pregunta si alguna vez se ha sentido discriminada por su color de piel responde con una sonrisa y un preciado consejo que le dio su abuelo: “él me dijo donde tú estés, se siempre tú, que nadie te diga quién eres tú”.

Achraf de Marruecos acaba de cumplir 22 años y relató con una sonrisa y como si no fuera nada que un día agarró una tabla de surf y nadó durante 7 horas hasta llegar a nuestra costa. “Vi orcas a mi lado y muchos otros peces, lo normal” y vuelve a reir contagiando a todos con su inagotable simpatía. «Yo en mi país tenía que caminar 10 km para ir al colegio y 10 para volver, con mi mochila y sin mis padres, que siempre estaban trabajando en el campo o en el mar. Vosotros aquí tenéis mucho, no sabéis lo que tenéis…” Achraf es atleta y actualmente entrena sin falta cada día en Chapín para poder competir en el Campeonato de Andalucía, “pero no puedo competir porque no tengo papeles…Papeles, papeles…” y hace reír a todos de nuevo. Achraf vive en un piso de la ONG Voluntarios por otro mundo junto a otros chavales y lo tiene muy claro: “si me devuelven a mi país, cojo otra tabla y me vuelvo a venir, ya está, no tengo miedo”. Y esa sonrisa que mantiene todo el rato sólo se tuerce un poquito cuando una alumna le pregunta qué echa más de menos de Marruecos y él responde “el pan de mi madre”.
Tras escuchar todos los relatos, los alumnos y alumnas participaron activamente haciendo preguntas a los protagonistas: sobre la experiencia del viaje, los miedos que sintieron, sus expectativas y añoranzas, lo que perciben de nuestro país… “Por favor preguntadnos todo lo que queráis» animaba Neo, «nunca es tonto el que pregunta sino el que se queda sin saber por no atreverse a preguntar». Juliette iba incluso un paso más allá y ofrecía facilitar su número a cualquiera que quisiera resolver más dudas o conversar en otro momento: «La clave es conocernos, hablar entre nosotros, sin prejuicios y sin miedos».
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