“Las creencias nos marcan desde el comienzo de nuestra vida” así arrancaba el pasado 6 de Febrero en CEAin el taller sobre creencias limitantes impartido por Maribel Alconchel, Técnico de Igualdad del Ayuntamiento de Jerez. Un grupo de mujeres de diversas procedencias: Haití, Camerún, Marruecos, Bolivia… se dieron cita para analizar todas aquellas barreras mentales que se interponen culturalmente en el camino para alcanzar objetivos o la propia felicidad.
“Cada cultura tiene su sistema de creencias, en lo que en un país puede resultar algo positivo, en otro puede ser percibido de forma negativa. Esto nos lleva a la conclusión de que cada persona tiene su propio mapa mental” –explicaba Maribel- “Además el mismo hecho puede ser narrado de diferente manera dependiendo del sistema de creencias en el que nos movamos, de modo que ¿quién dice que las cosas tengan que ser inequívocamente de un modo u otro?”
En un grupo nutrido de tanta diversidad y experiencias diferentes, el taller se desarrolló de manera muy participativa y con aportaciones valiosas que lanzaban una perspectiva de cada cultura, de creencias e imposiciones que limitan, especialmente a las mujeres:
“Es una triste realidad el hecho de que las creencias limitadoras de género se instalan más en las niñas de manera universal”- afirmaba Maribel, que propuso varias dinámicas para identificar entre las asistentes qué valores estaban más arraigados entre nosotras, cuáles menos… Comprobamos que conceptos como el colesterol no eran conocidos o relevantes en algunos lugares, o como otros conceptos como el San Yin Jiao era absolutamente desconocido para todas las presentes pero representa en la medicina china un vital punto de acupuntura relacionado con el cuerpo femenino y con la salud del Agua Celestial (concepto utilizado para llamar a la menstruación). De ahí pudimos deducir la relatividad en ocasiones de aquello que consideramos como verdad o las verdades que nos son de algún modo impuestas y cómo éstas van cambiando con el tiempo o el lugar en el que estemos.
Y así llegamos al reto de la superación de las barreras mentales, de los prejuicios, de las creencias limitantes y destructivas como el machismo o la xenofobia, que muchas personas perpetúan argumentando que: “lo que siempre ha sido costumbre o tradición no se puede cambiar” o “yo a mi edad ya no puedo pensar de otra manera”. Maribel derribaba estos argumentos: “se ha demostrado sobradamente por la ciencia que esto no es cierto, el cerebro tiene plasticidad, las experiencias modifican nuestra mente constantemente: Claro que podemos cambiar, evolucionar y superar esas barreras, tomar iniciativas que cambien nuestra realidad, vuestras propia experiencias personales lo demuestran en muchos casos”.
No faltaron en las charla pinceladas de programación neurolingüística orientadas a visibilizar la gran importancia que tienen las palabras o expresiones que decimos reiteradamente en nuestro día y cómo pueden llegar a condicionar a nuestro cerebro y a nuestra realidad, el “yo no puedo”, “es imposible”, “siempre me sale mal”… pueden ser sustituidos por el “es difícil pero no es imposible”, “a veces acierto”, “sí que soy capaz”…
Ya lo decía Victoria Sau, psicóloga activista y feminista: “El lenguaje, la palabra, es una forma más de poder, una de las muchas que nos ha estado prohibida a las mujeres”.
Recordamos citas de otras grandes mujeres que han aportado tanto a la lucha feminista en diferentes ámbitos como la autora Virginia Woolf: “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”, o la Dra Clarissa Pinkola Estés: ”Ser nosotros mismos nos causa ser exiliados por muchos otros. Sin embargo cumplir con lo que otros quieren nos convierte en exiliados de nosotros mismos”.
Voces de mujeres en la historia de la lucha por los derechos y la libertad de la mujer que se unieron a las propias voces de las presentes para conformar un mosaico de culturas, vivencias y perspectivas diferentes. Como a menudo ocurre en CEAin, se generó un espacio para compartir en el que al final siempre sucede ese “algo más” de realidad que no se puede programar ni predecir, como los dulces árabes (betebote) recién hechos que trajeron Hanan y Embarca o las técnicas de masaje haitianos transmitidos sólo por tradición oral que nos descubrió Yulen .
Gracias a Maribel Alconchel por su valiosa aportación a nuestra entidad y sobre todo gracias a todas las mujeres que participaron.